domingo, 17 de septiembre de 2017

Lo que le diría a un hijo

Hola Juan, hoy me he levantado temprano como casi siempre, y he pensado en escribirte una carta para intentar que estos: no resulten para ti unos años perdidos. Es simplemente una reflexión serena con la pausa que ofrece poder  releer lo escrito, no se trata de una regañina, a estas alturas, eso sobra. Creo, como otras veces, que ya puedo tratarte como a un adulto lucido que está  un poco perdido intentando comprender el complejo jeroglífico de la vida  y de los seres humanos que le rodean.
 Una vez, no hace mucho, te dije lo mismo que M. Vázquez Montalbán le dijo a Daniel Vázquez: «un hijo no es responsable del padre que tiene» y yo añado a esa frase, por si no la entiendes: «pero un padre si es responsable del hijo que tiene». Ya te he dicho en las primeras líneas  que no es una regañina, ni el fin  es darte el tostón domincal para tener yo, desde la distancia, la conciencia tranquila. Sólo deseo que aprendas a pensar por ti mismo, que no dejes que nadie lo haga por ti, que sepas defenderte en el dédalo o laberinto (las dos palabras significan lo mismo) peligroso de la vida, que te des cuenta que hay gente mala acechando entre sombras, y debes de saber defenderte por ti mismo, aprender también que hay gente buena. Pero eso, solamente lo puedes  entender  cuando seas capaz de comprender, al  observar a quien tienes en frente y  como es su  manera de pensar. Ahora estás a menos de un año de hacerte mayor de edad y cualquier cosa que hagas a partir de agosto del año que viene puede volverse en tu contra. Aunque yo sé, que ya hace años que eres mayor de edad porque son los arañazos que  da la vida y no una fecha, la que hace que madures,  te lo digo yo que estoy legitimado para hablar de eso.
 Sé que salí  de tu infancia de repente, pero así es la vida, entre tu madre y yo por aquel tiempo sólo nos quedaba la amistad, así que decidimos no mantener  el decorado de una convivencia feliz por el murmullo del que dirán,  que crecieses (María estaba a punto, o  ya había hecho con buen criterio la maleta cuando dejo de estudiar) pensando que todo iba bien, y de paso  nosotros seguir  autoengañándonos creyendo que las parejas son posibles. Pues no, ya ves; las parejas se rompen, los trenes matan, el tabaco se lleva a los seres queridos, las drogas confunden al cerebro y la estupidez humana supera a la de Peter Griffin, siempre ha sido así. Supongo que esa es la vida y lo que de aquellas fue doloroso, te  sirvió de lección  o te sirve  a ti  para saber que no creciste con la sensación absoluta de estafa por nuestra parte, en mi caso  y en el de tu madre también, tratamos de ser honestos aunque no siempre lo conseguiremos.
Para concluir, esta carta te la envío al mini grupo de whatsapp donde también está María, porque,  igual ahora no, pero quién sabe si en un futuro os sirve para releer lo que hay escrito, porque  lo escrito, es una forma de no marcharse del todo y permanecer en el recuerdo de los seres queridos.  Pues eso muchacho, ahora que  vives a golpe de conocimiento con sólo tocar una tecla de tu teléfono, aprende a descifrar  el alfabeto digital de la vida, y filtra con el colador de tu memoria; la basura que no te aporte nada y, no imites a nadie porque la mayoría creyéndose original, es lo único que sabe hacer; copiar y pegar, así, mientras copias y pegas o te haces fotos de los pies en una playa, no lees, y si no lees, no comprendes los entresijos secretos del aprendizaje y serás un ser simplón  que se cree único.


Siempre ahí: El padre tacaño de Bofin, Tresines y  Abuelo de Tina